
El síndrome del impostor es un fenómeno relativamente reciente, pero que está en aumento, muy especialmente entre los emprendedores. Aunque siempre se habla de lo difícil que es gestionar el fracaso, hay que tener en cuenta que, a veces, lo complicado es digerir el éxito.
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Qué es el síndrome del impostor
Para entender bien qué es el síndrome del impostor, debes tener en cuenta que puede surgir en muchos ámbitos de la vida. Les pasa a algunos emprendedores, pero también a trabajadores por cuenta ajena. Puede aparecer durante los años de formación, e incluso extenderse a la percepción que se tiene sobre las relaciones personales.
Porque síndrome del impostor no es otra cosa que esa constante sensación de no estar a la altura. De no ser lo suficientemente bueno. Por eso, cuando la persona que se percibe a sí misma de esta manera, logra un éxito, considera que es un auténtico fraude. Que no son sus condiciones y características personales o su esfuerzo los que le han propiciado buenos resultados. Los atribuye más bien a cuestiones como la suerte o la mera coincidencia.
Síntomas del síndrome del impostor
Quien padece el síndrome de falso impostor suele dar muestras de algunos de estos síntomas:
- Un constante miedo a no estar a la altura.
- Descenso en los niveles de autoestima.
- Incapacidad para gestionar el éxito.
- Críticas destructivas contra su persona.
- Se marca objetivos demasiado elevados que sabe que no podrá alcanzar.
- Constantes expectativas de fracaso.
- Incredulidad ante las capacidades propias.
- Temor a que los demás descubran que es un fraude.
- Sensación habitual de insatisfacción.
- Desmotivación.
- Falta de confianza personal.
- Ansiedad, tristeza y depresión.
A qué se debe el síndrome del impostor
Puede haber más razones que den lugar a la aparición de esta sensación, pero estas son las tres principales.
Dinámicas familiares y experiencias durante la infancia
El rol que ocupa cada miembro de la familia y cómo es la relación familiar puede afectar a la forma en la que una persona se percibe a sí misma. Por ejemplo, siempre está el hermano que saca buenas notas y es alabado por todos, y también el que no tiene tan buen rendimiento académico.
Tanto uno como otro podrían acabar teniendo síndrome del impostor. El primero por tener miedo a no estar a la altura de lo que se espera de él, y el segundo por sentirse siempre un poco peor en comparación con su hermano.
Estereotipos de género
El síndrome del impostor en mujeres tiene mayor incidencia que en hombres. Esto se debe a que socialmente existe mayor presión sobre las mujeres y sobre cómo deben ser sus cuerpos y sus vidas.
Las mujeres deben lidiar con la presión social de ser madres y, a la vez, desarrollar una carrera profesional de éxito. A poder ser, sin descuidar a su pareja. Todo esto hace que sus niveles de estrés sean más elevados y se sientan incapaces de llegar a todo.
Un alto nivel de autoexigencia
Cuanto más exigente es una persona consigo misma, más riesgo tiene de no saber gestionar el éxito. Porque se trata de personalidades que nunca están conformes y que se imponen unos estándares imposibles de cumplir.
Claves para superar el síndrome del impostor
Reconocer el problema
El primer paso para superar el síndrome del impostor es ser consciente de él y dar pasos para romper la cadena de pensamientos negativos.
Una buena forma de hacerlo es escribiendo un diario personal en el que se puede dejar constancia de todo lo que se siente. Tras un análisis de lo escrito, hay que intentar darle una perspectiva más positiva.
Hablar con otros
Hay mucha gente que nota esa sensación de no estar a la altura de las exigencias. Si hablas con tu entorno, te sorprenderá ver que más de uno y de dos te comprenden perfectamente.
En lugar de encerrarte en ti mismo, expón tus preocupaciones y tus sentimientos ante otros. Esto te ayudará a sentirte mucho mejor.
Hacer una lista de fortalezas
Es importante que quien se siente un fraude elabore una lista con sus fortalezas y sus logros. Cuando aparezcan sentimientos negativos o estados de ansiedad, será el momento de revisar el listado y recapacitar.
Enfrentar los problemas
No es extraño que quién padece este síndrome acabe postergando ciertas tareas o responsabilidades, lo que da lugar a que aumenten los niveles de malestar. En lugar de eso, lo mejor es enfrentarse a la situación lo antes posible.
En los casos más graves, el síndrome del impostor tendrá que ser tratado con ayuda de un especialista. Pero, aun así, es importante ver que este problema también tiene un lado positivo. Quién lo padece es una persona humilde que tiene capacidad para mejorar sus hábitos, y eso siempre es bueno. Si se hace desaparecer esa sensación de no merecer el éxito, esas capacidades pueden dar lugar a un desarrollo personal y profesional todavía mayor.
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